Durante mucho tiempo, los autos chicos habían desaparecido del mercado argentino. Modelos como el Ford Ka, Nissan March VW Gol, Fiat Mobi o Renault Kwid dejaron de comercializarse. Algunos, por fin de serie; otros, por estrategia comercial. Las restricciones de dólares para importar hicieron que las automotrices apuntaran a traer modelos medianos de menor volumen, pero que ofrecieran mayor rentabilidad, ante la escasa cantidad de divisas que recibían. Con la apertura económica, algunos modelos de ese segmento regresaron (Fiat Mobi y Renault Kwid) y aparecieran otros que, pese a tener años de existencia, eran novedad para la Argentina. Esa es la historia del Hyundai HB20 que, a fin del año pasado, se comenzó a comercializar en la Argentina.
1 – En Brasil, donde se produce, hace 12 años que se vende con indiscutible éxito. La demora por llegar al país tuvo que ver con los problemas mencionados, la estrategia del representante local y la dificultad de abastecimiento de una planta que trabaja a tres turnos a full para cubrir la demanda en el país vecino de uno de los modelos más vendidos. De todas maneras, su llegada era esperada porque se trata de una marca con muchos adeptos, que vuelve al segmento de los autos chicos, luego de su presencia, años atrás, con modelos como el i10. Después de un primer contacto, en un viaje a la costa atlántica, durante su lanzamiento, en diciembre pasado, tuve, recientemente, la posibilidad de manejarlo como uso diario durante una semana. Se trató de la versión de entrada de gama con caja manual Comfort Plus.
2 – Está claro que el diseño del HB20 no es lo más destacable del auto. Es bastante clásico y contrasta con apuestas más arriesgada de otros modelos de otras marcas. No va a competir por la vanguardia estética, pero tiene un estilo simple que hace que tampoco genere rechazo. No creo que los consumidores de este segmento decidan la compra por lo moderno y rupturista de su imagen. A veces, es preferible la sobriedad que caprichos extravagantes de diseñadores. Esto no quiere decir que no tenga su encanto. Para mí, tiene un diseño equilibrado y con algunos toques de buen gusto. La vista de perfil luce elegante y la parte trasera se destaca por una óptica que cruza a lo ancho la puerta del baúl. En síntesis, luce bien, aunque esto es siempre subjetivo.
3 – La primera sensación que se tiene, cuando se ingresa al HB20, es agradable. Pese a ser la versión base, no trasmite la sensación de un vehículo ´´abaratado´´. Tiene detalle que elevan su percepción. Un panel de instrumentos con buena información, la pantalla digital en la parte central y el volante multifunción causan muy buena impresión. La calidad general es aceptable para un vehículo de este segmento y producido para el Mercosur. Hay que pensarlo con ese parámetro. Las butacas son cómodas y las plazas traseras no son confortables. Al tener piso plano, tres pasajeros de estatura promedio pueden viajar con comodidad. El baúl tiene una capacidad de 300 litros.
4 – La motorización es un punto a favor. El 1.6 que se ofrece en las tres versiones del HB20 tiene algo en contra y algo a favor. No es de los más modernos, pero eso le permite alardear de su gran confiabilidad y eficiencia. Eroga 126 cv de potencia y 155 Nm de torque, algo que lo ubica muy bien frente a sus competidores que no llegan a esos números. En esta versión base, el dato a tener en cuenta es que está asociado a una caja manual de seis velocidades.
5 – Un diseño puede ser muy florido, pero si el motor no responde a los deseos del conductor, es para comenzar a discutir el objetivo básico de un auto. Esto no sucede con el HB20. La respuesta del motor es destacable. En la ciudad no se discute. Se va a tener una salida rápida y sin titubeos. Con la dirección asistida se va mover en el tránsito con una agilidad sorprendente. La insonorización es buena por lo que no va a haber sonidos molestos dentro del habitáculo. La suspensión se la siente sólida y confortable. Es un auto chico, pero con un confort de marcha de un segmento superior. La caja de cambio merece una mención especial. Manejar un auto con caja manual, en un mercado donde abundan las automáticas, es un retorno a las fuentes. Por suerte, me adapto con facilidad y no tengo inconvenientes con pasar los cambios. Aprendí a manejar y crecí en la época en que ´´la manual´´ era lo habitual. Es como andar en bicicleta: nunca se olvida. En este caso, la caja es tan elástica que me atrevo a decir que, si bien es una caja de seis velocidades, podría llamarse, tranquilamente, caja de tres. Primera, tercera y sexta. ¿Cómo es eso? En la ciudad, con una primera que se alarga sin forzar las revoluciones, se puede pasar a tercera sin problema. No se va a sentir ningún tironeo. Con esa tercera, que también es generosa en cuanto a respuesta, se va a poder andar por calles y avenidas como si nada. No se va a necesitar más. Incluso, cuando el tránsito se complica y hay que andar despacio, la tercera no va a pedir bajar a segunda con sacudones. Al que no le gustar estar todo el tiempo haciendo cambios, la caja del HB20 le facilita el trabajo. Claro, lo aconsejable es pasar los cambios de forma ordenada.
6 – ¿Qué pasa en ruta o autopistas? Las bondades de la caja se mantienen. Si se quiere jugar saltearse marchas, sin mucho esfuerzo se puede estirar la tercera y pasar a sexta y no se va a morir en el intento. La elasticidad de la caja vuelve a estar presente. Lo hice en varias oportunidades para confirmar que el motor y esta caja son un matrimonio perfecto. Obviamente, la mayor parte del tiempo lo manejé respetando cada marcha. Cuando se anda en sexta y se requiere buscar respuesta para hacer un sobrepaso, un simple rebaje hará que se haga la maniobra de forma segura y tranquila. ¡Qué lindo que son los rebajes! Este HB20 permite divertirse mucho con esa maniobra. Encarar una curva a velocidad y bajar una o dos marchas para no tocar el freno es algo que se pierde en la era de las automáticas. Con las secuenciales no es lo mismo. En cuanto al andar fuera de la ciudad, este Hyundai ofrece un confort de marcha que hace olvidad que se está en un auto chico. El motor nunca parece exigido y se lo siente muy estable.

7 – El tema del consumo es siempre polémico porque va a depender de cómo se lo maneja. En este caso, a 100 km/h constante se puede lograr 6 litros cada 100 km, pero en manejo urbano salta a cerca de 12 litros. En un manejo mixto y sin andar cuidando en acelerador, puede acercarse a los 9 litros. No es un registro de los más eficientes, para un auto de este segmento, pero si se maneja de manera más ordenada se puede bajar ese número. El problema es que el motor y la caja invitan a no cuidar el consumo.
8 – Detalles de confort en esta versión de entrada de gama son los levantavidrios eléctricos one touch en las cuatro puertas, control de velocidad crucero, cámara marcha atrás, espejos eléctricos, aire acondicionado, cierre centralizado y conectividad CarPlay o Android Auto de forma inalámbrica. Lo malo es que el auxilio es temporal. Karma de estos tiempos.
9 – Si el diseño no va a hacer la diferencia a la hora de elegir el HB20, el equipamiento de seguridad es un factor que puede definir la decisión. En las pruebas de LatinNCAP obtuvo tres estrellas de las cinco posible. Podría tomarse como un mal resultado, pero son más de las que lograron competidores del mismo segmento en su versión base. Entre la dotación que ofrece de serie está el control de estabilidad y el control de tracción, ABS y seis airbags
10 – Más allá de sus virtudes mecánicas, el HB20 se hace fuerte en cuanto a precios. Una vez reconocido que los autos, en general, son caros en la Argentina, este modelo queda muy bien parado por equipamiento, prestaciones y solidez de marca frente al resto. Cuesta $23.900.000. La garantía es de 3 años o 100.000 kilómetros.