Descontento laboral: el desafío más difícil que tendrá Herrero al frente de la nueva Mercedes-Benz

Horacio Alonso

Tras el anuncio oficial de la venta de Mercedes-Benz al grupo Open Car del empresario Pablo Peralta, la espuma informativa parece haber bajado y se transita una etapa de supuesta calma.

Comenzó, en silencio, un período administrativo hasta que se produzca el traspaso total del mando y, así, Privilege – el nuevo nombre que tendrá la automotriz – comience a operar a pleno bajo la gestión de su nuevo presidente, Daniel Herrero, el ex CEO de Toyota.

Son días de mucha actividad, pero también de mucha euforia, como todo la que genera todo proyecto nuevo.

El futuro de la nueva empresa se está definiendo en estos días y la expectativa es grande, especialmente por los planes de crecimiento anunciados de forma general durante las primeras declaraciones del nuevo CEO.

Herrero es un apasionado de esta industria y su capacidad de liderazgo y trabajo están a la vista con el resultado de su gestión al frente de la automotriz japonesa.

Su presencia en este proyecto fue, sin duda, un factor clave para que la marca alemana decidiera vender la empresa a Peralta.

Más allá del esfuerzo y la pericia que demandará cumplir con los objetivos planteados por la nueva conducción, en materia de producción y ventas, Herrero tendrá un desafío inesperado. Al menos, algo que en Toyota no era el principal problema: motivar al personal.

La automotriz japonesa, por su historia y filosofía, siempre tuvo una “mística” laboral especial. En Japón, obviamente, casi es una cuestión religiosa, pero en la Argentina “hereje” también se consiguió imbuir parte de esa cultura. Trabajar en Toyota era un orgullo, para quienes tenían esa suerte, y algo aspiracional para quienes trabajaban en otras empresas.

No es la situación con la que se va a encontrar Herrero al frente de la ex Mercedes-Benz.

El clima interno no es el mejor desde hace tiempo y se agravó con todo este proceso de venta.

Cuentan en los pasillos de Virrey del Pino que, desde hace unos años, la empresa dejó de ser la misma.

La reestructuración que se produjo en 2021 – cuando se separó de la división de Camiones y Buses – pudo haber marcado el inicio de ese cambio. Tal vez se profundizó cuando, desde Alemania, se decidió que la inversión de la Sprinter eléctrica no viniera a la Argentina y se diera por sentado su salida del país.

Lo cierto es que el descontento interno es importante.

Más, ahora, con un cambio de dueños.

Por ese motivo, una buena parte del personal – tanto en la parte de producción, pero más en el administrativo – aguardan que la empresa ofrezca un plan de retiros voluntarios. Lo esperaban en simultáneo al anuncio oficial de la venta. No fue. Todavía no firmaron el traspaso de empresa y la apuesta es que, en ese momento, se ofrezca algún tipo de retiro. Son alrededor de 1.800 empleados.

Más allá de que los nuevos propietarios de la empresa busquen dar una sensación de continuidad, para muchos empleados las diferencias son importantes.

Sugieren que no es el mismo trabajar en una multinacional, con larga trayectoria en la industria automotriz, que para una empresa que recién se crea. Hay que tener en cuenta que Peralta, dueño del Grupo ST, realizó la compra por fuera de este holding.

También remarcan que, ante la falta de antecedentes en el sector automotor del nuevo dueño, todo el peso de la viabilidad industrial recae en la figura de una persona, de Herrero.  

El acuerdo con Mercedes-Benz, con fecha límite hasta 2030, es otro punto de incertidumbre por lo que puede suceder después. Muchos creen que el momento para cambiar de aire es ahora.

“Yo tengo más de 15 años en la compañía y entré a Mercedes-Benz. No sé qué va pasar con la nueva empresa. Prefiero irme ahora. Lamento no haber pasado a la parte de Camiones y Buses, cuando me lo ofrecieron en 2021. Pensé que era más segura la división de vans”, explicó a ARodarPost un empleado administrativo.

Pero también el descontento está entre los operarios.

Hay sectores, como el de Repuestos, que pasaron a trabajar de dos turnos a uno. Como esta área no había sido incluida en el plan de retiro, hace más de un año, se abrió uno recientemente. En principio le habían informado al personal que iba a haber 30 cupos. Luego lo bajaron a 15 y terminaron cerrando sólo 12. Al parecer, la reducción se debió a la falta de fondos. Se ofrecían 15 salarios brutos adicionales a la indemnización por antigüedad.

En otros sectores de la empresa también están a la espera de que las nuevas autoridades dispongan de un presupuesto para ofrecer retiros.

“Cuando se hizo un retiro voluntario hace un tiempo no me presenté, pero ahora si ofrecen plata prefiero irme”, comentó un operario.

También se están tercerizando actividades como el parque móvil (el funcionamiento de los vehículos Clark), como una muestra de los recortes que se vienen implementando.

Este es el panorama que deberá enfrentar Herrero en los próximos meses y que pondrán a prueba su cintura política. También será importante su buena relación con el líder de SMATA, Ricardo Pignanelli, para calmar lo ánimos y lograr la paz laboral, con más o menos empleados.

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