Un funcionario explica por qué no se saca el impuesto al «lujo» a los autos

Horacio Alonso

Cuando se habla del precio de los autos es inevitable referirse a la alta carga impositiva que tienen. Como ya se sabe, en el valor al público de un 0km hay aproximadamente un 58% de impuestos. Ese es un cálculo base para los vehículos que no pagan Impuestos Internos. En los casos en que se recarga con lo que se conoce como impuesto al “lujo”, el peso fiscal es mayor.
Si bien este tributo está vigente desde hace años, fue durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner que empezó a tener peso tras una modificación de las alícuotas que hizo que muchos autos empezaran a pagarlo. Fue una forma de frenar la salida de dólares, cuando el kirchnerismo se estaba quedando sin reservas.
Mauricio Macri, en campaña, prometió eliminarlo, pero no lo hizo. Lo atenuó bastante, pero siguió vigente.
Después vino Alberto Fernández y lo volvió a ampliar para que hasta modelos chicos tuvieran que pagarlo.
Con la llegada de Javier Milei y sus ideas libertarias se esperaba que este peso fiscal tuviera un cambio a favor de los consumidores. No pasó. Al menos, hasta ahora.
Desde las terminales se sugiere que el motivo de mantener este tributo no tiene tanto que ver con la cuestión recaudatoria sino política.
Lo que se argumenta es que, como el impuesto está asociado a bienes suntuosos, quitarlo o bajarlo es dar una señal de que se está favoreciendo a los sectores económicos más altos en medio de un ajuste que impacta en los segmentos de recursos más bajos.
También desde estas automotrices – y acá se suman los importadores – se sostiene que el objetivo recaudatorio no sería tan sólido ya que, según explican, al bajar el impuesto, ese beneficio se trasladaría al precio de los 0km, se venderían más y se recaudaría igual.
Esto parte de una teoría económica que algunos proclaman y otros rechazan.
Arodapost habló con un funcionario del área económica del Gobierno nacional y le planteó la visión de las automotrices y, puntualmente, la validez de esa teoría.
“Ambas escalas recaudan montos considerables. Si no fuera así ya se hubiese sacada. Es una cuestión fiscal, no política. Sabíamos que los valores en dólares de las bases imponibles iban a subir durante el año e iban a quedar afuera la mayoría de los autos nacionales”, explicó la fuente.
Ante la suposición de que las mayores ventas permitiría mantener la recaudación, como sostienen desde el sector privado, el funcionario fue tajante: “Una parte compensa y es lógico que las automotrices digan eso, pero no compensa todo. Tendría que haber una demanda muy alta. El mercado no tiene esa elasticidad. No lo decimos porque nos parece. Lo vimos en detalle. Hicimoslos cálculos. Eso no implica que no reconozcamos que es un impuesto injusto y además mal diseñado. Ojalá podamos sacarlo cuanto antes. Pero hoy tenemos una restricción fiscal, No podemos perder recaudación. Cuando estemos más holgados, la idea es sacarlo «

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