No se puede negar que la noticia de que el Gobierno estaba trabajando en la flexibilización de los requisitos para importar autos y que podría ser más fácil para los particulares traer vehículos del exterior causó impacto.
El anticipo de Arodarpost (Ver nota ) y la confirmación por parte del ministro de Desregulación y Transformación, Federico Sturzenegger, generó gran expectativa entre la gente.
Pasado los días, se puede tener una idea más concreta de lo que se quiere hacer y – lo que es más importante – lo que se puede llevar a la práctica.
El funcionario explicó que los cambios vendrían por una “reforma importante” del Código de Tránsito. Esta voluntad ministerial se choca con algunos reparos desde otras áreas del gobierno y de organismos técnicos.
Si bien todo el tema es muy técnico, el centro del problema se encuentra en las normas y permisos que se requieren para importar un auto. Esto corre tanto para las terminales y distribuidores de marcas oficiales como para particulares. Hay que tener en cuenta de que, en realidad, cualquier persona hoy puede hacerlo (Ver nota), aunque es muy engorroso.
La idea de Sturzenegger es flexibilizar esos requisitos.
Básicamente, cuando se importa cualquier vehículo, se requiere, entre otros trámites, contar con una LCM (Licencia de Configuración de Modelo). Este certificado garantiza que ese vehículo cumple con determinadas normas en materia de seguridad, emisiones y otros temas. Este documento lo entrega el fabricante. En la Argentina hay organismos como el INTI que deben controlar y hacer pruebas para verificar esos datos. Es decir, habría como una duplicación de los controles.
Cuando una automotriz importa un 0km, la misma empresa en el país donde se produce, emite el certificado. Si un particular quiere importar un vehículo, es casi imposible que lo obtenga. La lógica que prevalece es que, si quiere comprar un auto de determinada marca, lo haga a través de la filial o de una representante oficial en su país. Es decir, por parte de las empresas se desalienta la operación para que la venta no se salga del canal oficial de la automotriz.
Sin este certificado no se puede ingresar el vehículo al país y menos circular.
Sturzenegger dijo que se buscará simplificar este trámite y que los autos que estén homologado en mercados como Estados Unidos o de países de Europa no requieran ese certificado ni aprobación local. De todas formas, fuentes de ese ministerio reconocieron a Arodarpost que el tema no saldría de forma inminente. “Se está trabajando, pero no es algo que va a salir rápido”, explicaron.
Ahí empiezan los problemas.
Desde otras áreas del Gobierno le bajan el tono a la posibilidad de liberar la importación de autos para particulares o, al menos, que sea muy fácil ingresarlos. De esta manera, marcan una diferencia con la idea de Sturzenegger. Si bien reconocen los avances en otros temas que está haciendo el ministro, creen que en este tema hay mucho para discutir.
Hay varios reparos sobre una apertura amplia de las importaciones. Las menos importantes, por ejemplo, tienen que ver con temas como repuestos de los autos que se traigan.
Por ejemplo, si ingresa un modelo que en el país no se vende, es probable que ante un desperfecto, una rotura o un choque no se encuentren las piezas en el país para repararlo. El comprador debería importarlas por su cuenta o recurrir a algún intermediario o bolsero. Pero, en última instancia, es un riesgo menor que asume el comprador.
La situación más complicada pasa por la seguridad y la responsabilidad ante determinadas situaciones. Más si hay un reclamo judicial.
Desde sectores técnicos, hacen hincapié en este punto. Ponen de ejemplo un accidente donde podría haber víctimas fatales y se ponga entre las causas del siniestro un motivo mecánico. Una falla en los frenos, un airbag que no se abrió.
Con el sistema actual, con la vigencia de las LCM y los controles que se efectúan, hay una cadena de responsabilidades que va desde el importador – sea una fábrica o un distribuidor oficial – hasta los propios organismos del Estados que lo autorizaron.
En el caso de una importación por particulares, no está claro quién asumiría la responsabilidad. ¿El vendedor en otro país? ¿El dueño del auto?
Consultadas algunas fuentes que tienen injerencia en el tema (no del área de Desregulación y Transformación) destacan las buenas intenciones de Sturzzeneger, pero señalan que la idea de un sistema que permita una fácil importación de autos por particulares no sería viable.
“La gente cree que se va a poder traer cualquier auto con facilidad. No es así. Se podría modificar para que haya un Certificado de Seguridad Vehicular, se tengan que hacer ensayos de seguridad y emisiones. Pero siempre va a ser un trámite muy engorroso para un particular”, explicaron a Arodarpost desde el Gobierno.
Señalan que, de implementarse, la importación por particulares no sería un volumen representativo en el mercado: “Estamos hablando de un nicho muy pequeño. Alguna persona que quiera traerse un modelo que no se venda en el país y darse un gusto. En ese caso, puede estar dispuesto a hacer estos trámites que, posiblemente, sean más simples que hoy. Pueden aparecer distribuidores nuevos que se dediquen a traer vehículos muy puntuales. Para otros modelos, los que ya se venden en el país, el costo puede llegar a ser mayor que comprarlo a través del canal normal.” Un ejemplo podría ser la importación de modelos Tesla.
Entre los reparos que ponen figura toda la serie de trámites que deberían hacer un particular como, por ejemplo, encargarse del despacho, el flete y todo ese tipo de cosas.
“Hoy hay muchos productos que cualquiera puede importar y, sin embargo, no lo hace por lo dificultoso que es. Termina no siendo rentable”, agregaron.
También, desde este sector del Gobierno, desecharon una idea que muchos consumidores reclaman: la de poder importar autos usados.
“La importación de autos usados va a seguir prohibida”, dijeron de forma tajante.
Discrepancias en el Gobierno por la importación de autos por particulares
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