Un ejemplo concreto: cómo impacta el impuesto al «lujo» en el precio final de un auto

Horacio Alonso

Desde el 1° de agosto comenzaron a regir las nuevas escalas del Impuesto Interno (Ver nota) para los 0km y las automotrices ya enviaron las listas de precios en base al nuevo esquema tributario.
Es un buen momento para ver cómo funciona este gravamen y cuáles son las estrategias que aplican las empresas ante este cambio.
El ejemplo que se puede tomar es el de Honda que envía su lista de precios con el mal denominado impuesto al “lujo” discriminado. Otras marcas no lo blanquean.
En julio, antes de la modificación, tenía tres modelos alcanzados con esta carga fiscal: la HR-V EXL, la ZR-V TGR y la CR-V en sus dos versiones (LX y EX).
En ese momento, los 0km comenzaban a pagar el impuesto a partir de los $37.700.000. Ahora es desde los $40.500.000. Estos son valores estimados ya que depende de cómo y cuándo cada marca aplique la carga fiscal y cuánto resigne en comisión.
Con este cambio de la base imponible, la version de HR-V dejó de pagar el tributo. Sólo lo pagan la versión de la ZR-V y las dos CR-V, como muestra la lista oficial de la automotriz.
El primer modelo está expresado en pesos, mientras que los SUV de tope de gama está en dólares.
La versión EX tiene un valor bruto (antes de IVA, Internos y comisión de concesionaria) de u$s42.500. Este valor incluye el margen de la marca. En este caso paga de Impuesto al “lujo” u$s10.625. También sobre los u$s42.500 se paga el IVA, unos u$s8.925.
Todo esto hace un valor neto de u$s62.050. Este es el precio que paga la concesionaria. Con el margen de la agencia se llega a u$s70.000. Esto no es la rentabilidad. En los u$s7.950 de diferencia hay que sumar todos los costos de la agencia (alquiler del local, salarios, servicios, impuestos y otros ítems). Descontado todo esto, queda la ganancia por unidad.

Lo que muestra este ejemplo es que de los u$s42.500 de bruto se llega un precio al público de u$s70.000.
Una aclaración necesaria: en el valor bruto, ya hay una serie de impuestos. Por ejemplo, arancel de importación (en este caso, de 35%), tasa de estadísticas, anticipo de IVA, Ingresos Brutos, etc, etc. Es decir, el valor al que llega al puerto es mucho menor, lo que muestra cuánto se encarece un vehículo por la presión tributaria.
También es interesante ver lo que pasó con las HR-V que dejaron de pagar Internos.
En julio, la versión EXL tenía un valor bruto de $26.841.003. Pagó $6.710 del impuesto al “lujo” (no es un auto de lujo, obviamente) y $5.636 de IVA.
El valor neto quedaba en $39.187.864. Con el margen de la concesionaria, el precio de lista era de $43.940.000.
En agosto se liberó de esta carga fiscal adicional y el esquema de precios quedó de la siguiente manera: el valor bruto hoy es de $28.426.183, de IVA paga $5.969.498. El precio neto queda en $34.395.681 (casi $5.000.000 menos que en julio por la quita del impuesto), pero el precio al público es el mismo de un mes atrás: $43.940.000.
Lo que se puede ver es que el precio al público se mantuvo estable, no hubo aumento de mes a mes, en un contexto en que otras marcas aumentaron alrededor de 5%.
Por otro lado, bajó el precio neto, el que pagan las concesionarias. Es decir, mejoró el margen de las agencias. Para el consumidor, lo bueno es que el modelo no aumentó.
En algunos casos, según experiencias de otras marcas, esa mejora de margen no suele quedar toda en el vendedor sino que la terminal o el importador cobra una parte por ítems “especiales” que, por ejemplo, pueden ser cargos de publicidad.
Este es un ejemplo de una marca, pero es una práctica que se aplica a casi todas las empresas. También hay que decir que esta suba del margen es un blanqueo de los sobreprecios que se cobran para eludir el impuesto al “lujo”.

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