La llegada de la automotriz china BYD al país sacudió buena parte del mercado automotor local. Es un gigante del sector a nivel mundial y, en los últimos tiempos, está impulsando una política de expansión a nuevos mercados.
Por las trabas a las importaciones, en el período 2020-2023, su arribo se demoró mientras que en países como Brasil, Chile, Uruguay y otros de Sudamérica hizo un desembarco importante.
Su anuncio del inicio de las operaciones en Argentina – que fue anticipado por A Rodar Post (Ver nota) – generó gran expectativa, tanto por los consumidores como por empresarios locales que quieren formar parte de los negocios que puede generar esta compañía.
Los días siguientes a la publicación, este medio recibió numerosas consultas de dealers que querían contactar a quienes manejan BYD en la Argentina para ofrecer sus servicios. El interés era muy grande.
ARP publicó, también, como anticipo, el listado de grupos de concesionarias que formarían la red comercial de BYD en el país (Ver nota).
La idea de la compañía es comenzar a vender sus productos a partir de octubre y está acelerando los tiempos para poder cumplir con esa fecha.
Quienes tratan con la automotriz están algo sorprendidos por el nivel de desorganización que existe. Teniendo en cuenta de que se trata de una de las automotrices más importantes a nivel mundial, sorprende la improvisación con la que se están manejando, reclutando personal a las apuradas y presionando a quienes serán sus concesionarias para tener todo listo para dentro de un par de meses.
Más allá de estos entretelones, la llegada de BYD está alterando la calma en otras automotrices radicadas en el país por el reclamo de su red de comercialización.
Concretamente, el problema está centralizado en parte de los concesionarios de Toyota por una cláusula interna que les impide representar, también, a cualquier marca asiática.
Esta limitación se dispuso en el comienzo de las operaciones de la automotriz en la Argentina, allá por la segunda mitad de la década de los 90 por el presidente de entonces.
Este tema nunca fue una cuestión de fricción por los vendedores de la automotriz japonesa durante todos estos años. Pertenecer a la familia Toyota era de por sí un privilegio y ninguna otra empresa podía ser tan atractiva como para generar discordia, pero los tiempos cambiaron y, casi 30 años después, con las empresas chinas que arrasan por donde pasan, la situación es diferente.
Es por eso que desde la asociación que reúne a la red comercial de Toyota le hicieron un pedido formal a la automotriz para que los libere de esa restricción. Hay que tener en cuenta que es una limitación que figura en el contrato que firmaron cuando entraron a ser parte de la red por lo que no hay, legalmente, ninguna posibilidad de reclamo.
Sin embargo, desde la cúpula de la asociación se está pidiendo dar marcha atrás con esa cláusula. Es decir, piden un gesto de buena voluntad de la terminal en un momento de tanta competencia.
Los concesionarios Toyota pueden comercializar otras marcas, pero no asiáticas. En realidad, el principal interés es por las marcas chinas, que son las más codiciadas. Sin duda, quien puso esa limitante, 30 años atrás, fue un visionario.
El argumento que sostienen los dealers de Toyota se basa en dos puntos. Por un lado, la desigualdad entre las concesionarias locales de otras automotrices que no tienen esa restricción. Pueden vender otra marca competidora, dentro de ciertas condiciones. Hay múltiples ejemplos de empresas que vende dos, tres, o más marcas.
El otro argumento – que parece más sólido – pasa por sus pares de Brasil. La restricción de comercializar marcas asiáticas rige solamente en la Argentina. Los dealers de Toyota en Brasil ni tienen ese cepo comercial.
Dentro del lista de publicó ARP de las concesionarias que tendría BYD hay grupos locales que forman parte de la red de Toyota y esto disparó el reclamo.
Distintas concesionarias Toyota consultadas por este medio reconocieron su deseo de que se elimine esa cláusula y para poder postularse para formar parte de la red de BYD.
Por el momento, no hay ninguna señal de que se decida flexibilizar la norma y ante una consulta de A Rodar Post a Toyota sobre este tema, desde la terminal respondieron que no tenían ningún comentario al respecto.