La «guerra» de precios pone en jaque a la industria automotriz china: el caso BYD

Redaccion

La Argentina llega tarde al fenómeno de la avanzada de autos chinos que produjo en el mundo. Pero está llegando. El cierre de la economía durante los cuatro años del gobierno de Alberto Fernández hizo que el mercado local no experimentara, como en otros países, el desembarco masivo de marcas del gigante asiático, especializadas en vehículos con tecnología híbrida o eléctrica. Fueron cuatro años de fuerte expansión global. Basta con ver lo que sucedió en ese lapso en la región.

En los últimos meses, con el cambio en las reglas de juego, los lanzamientos de nuevas marcas y modelos se están tornado como algo cotidiano. Es cierto que, por el momento, se muestra como un hecho incipiente. No representan un porcentaje significativo de las ventas, aunque el ritmo que está tomando su crecimiento permite suponer que no faltará mucho tiempo para que esto suceda.

El interrogante lógico de los consumidores pasa por saber qué pasará en el futuro con todas estas marcas y hasta dónde es sostenible esta expansión.

Desde hace meses, varios medios internacionales vienen publicando artículos que analizan este fenómeno y las dificultades que empieza a enfrentar ese país. El crecimiento de las ventas de las automotrices chinas, tanto en el mercado interno como – en los últimos tiempos – en la exportación, se basa en precios muy competitivos. Cada vez más. Esta guerra comercial hace que la solidez financiera de las empresas (se cuentan por centenares) esté cada vez más jaqueada. Si una automotriz baja los precios para vender más, lleva a las competidoras a hacer lo mismo y se entra en una carrera con final incierto. Como si se tratara de un sistema piramidal que sólo funciona con la llegada de nuevos compradores. Es de imaginar que la demanda no puede crecer de forma permanente.

La construcción de fábricas cada vez más grandes, la guerra de precios, los problemas para pagar a los proveedores, el creciente endeudamiento con el sistema bancario para sostener las millonarias inversiones y hasta la intimación del Gobierno para frenar esta expansión desmesurada.

Incluso, muestra el caso de la automotriz BYD – la más grande del país y que acaba de llegar a la Argentina – que tuvo una reducción de sus ganancias, pese a un crecimiento de las ventas.

´´Si miramos más de cerca a la industria, el panorama no es bonito. La feroz competencia entre los fabricantes de automóviles ya se ha vuelto despiadada, y unos 50 fabricantes luchan por los clientes y bajan los precios una y otra vez. Los productores, que se enfrentan a pérdidas desastrosas, luchan por pagar a las empresas que les suministran sus piezas. Y, sin embargo, siguen pidiendo préstamos a los bancos estatales para construir más fábricas, lo que provoca un gran exceso de capacidad´´, explicó en un artículo de hace un par de meses The New York Times.

Un informe reciente del Instituto Coreano de Investigación Automotriz, titulado “La paradoja interna de la industria automotriz china”, señala que China produjo el año pasado alrededor de 55,7 millones de vehículos, aunque solo logró vender 26,9 millones en el mercado interno. La investigación describe un escenario en el que la competencia es intensa, pero el progreso general de la industria no acompaña ese ritmo.

El Gobierno chino está tomando medidas drásticas contra los descuentos de los fabricantes de automóviles. Según el Financial Times, BYD prevé que alrededor de 100 marcas se vean amenazadas por las rebajas y que, a medio plazo, sean «expulsadas» del competitivo mercado.

Xi Jinping, el máximo líder del país, dirigió una reunión del Politburó sobre economía el 30 de julio que concluyó con una declaración en la que afirmaba: “Es imprescindible reforzar la autodisciplina de la industria para evitar una competencia feroz de ‘involución’”.

Por orden del gabinete chino, 17 fabricantes de automóviles acordaron pagar a sus proveedores en un plazo de 60 días a partir de la recepción de las piezas. Pero el 11 de agosto, un informe del gobierno sobre el cumplimiento de las normas indicaba que solo tres fabricantes de automóviles, todos ellos de propiedad del Estado de forma parcial o total, habían establecido sistemas de pago puntual.

El Ministerio de Industria de China declaró a Xinhua, la agencia de noticias estatal, que “no hay ganadores en la guerra de precios, y mucho menos en el futuro”

´´Incluso BYD, el mayor fabricante de vehículos eléctricos del mundo ahora tiene problemas. Dijo que sus ganancias cayeron casi un tercio en primavera, en comparación con el año anterior, debido a la competencia de precios´´, informó de NYT.

Las acciones de BYD cayeron tras los recortes de precios y los pronunciamientos oficiales, ante la preocupación de que la guerra de precios fuera insostenible, publicó en junio pasado The Economist.

El mismo medio citó a Sina Finance,  refiriéndose al promotor inmobiliario más endeudado del mundo:  El Evergrande de la industria automotriz ya existe, pero aún no ha despegado”.

En este contexto, los concesionarios de automóviles muestran un exceso de oferta, mientras los fabricantes de automóviles presionan para que sigan comprando vehículos a costa de una reducción en el valor de los inventarios de los concesionarios, ya que se ven obligados a promocionar productos a precios por debajo de su costo.

Entre 2021 y 2024, el precio medio de los autos eléctricos chinos cayó de u$s31.000 a u$s24.000, con rebajas agresivas de marcas como BYD, Nio, Xpeng y Li Auto. Tesla China redujo en 2023 los precios del Model 3 y el Model Y un 9%, y BYD respondió con descuentos de hasta el 20%. Este escenario redujo drásticamente la rentabilidad del sector: las ganancias promedio bajaron del 8% en 2017 al 4,3% en 2024, y solo cuatro de las 130 empresas lograron cerrar el año con beneficios: BYD, Tesla China, Li Auto y Geely

Hay un problema de exceso de capacidad que se agrava por las guerras de precios. Esto crea un exceso de empresas y fábricas que luchan por un mercado nacional limitado.

Los coches eléctricos son muy parecidos a los celulares o las computadoras portátiles: cuanto más se fabrican, más barato resulta fabricar aún más. Los fabricantes de automóviles construyen constantemente fábricas cada vez más grandes para acaparar más cuota de mercado, aunque eso signifique vender coches eléctricos cada vez más baratos.

La Cámara de Comercio de Concesionarios de Automóviles de China advirtió que la situación se ha vuelto aún más difícil. Las condiciones actuales se describen como «aún más estrictas» que antes. La industria necesita urgentemente que los fabricantes dejen de imponer el inventario a los distribuidores y comiencen a establecer objetivos de producción más realistas.

Bill Russo, director ejecutivo de Automobility, una consultora del sector del automóvil eléctrico con sede en Shanghái: “Esta es una carrera por dominar, no una carrera hacia la rentabilidad”.

La Asociación de Fabricantes de Automóviles de China y el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información han emitido advertencias públicas. Condenan las “guerras de precios desordenadas” y señalan que la caída de los márgenes de beneficio demuestra la escalada de la competencia destructiva entre las empresas del sector.

Por otro lado, según una estimación de AlixPartners, una consultora global, el año pasado, 129 marcas en China vendían coches que funcionaban principal o totalmente con electricidad, y solo 15 de ellas serían financieramente viables en 2030

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