Después de cuatro años de una economía cerrada, durante la gestión de Alberto Fernández, el mercado automotor está cambiando a partir de la apertura que se comenzó a implementar desde la llegada del presidente Javier Milei.
Durante el gobierno anterior, la oferta de productos importados era limitada y se concentraba más en modelos de producción nacional y menos marcas, mientras que ahora ya se percibe la mayor competencia que implica la libre importación.
Si bien los precios se encarecieron en dólares – como todos los bienes de la economía -, desde hace varios meses el mercado está operando con importantes descuentos sobre los precios de lista (pese a que las ventas están creciendo respecto al año pasado), como consecuencia de la entrada de nuevos jugadores que obliga a las marcas tradicionales a repensar su estrategia comercial.
Se espera que en los próximos meses esta tendencia se intensifique con la llegada de los 50.000 vehículos que se importarán, sin arancel extrazona, bajo el nuevo régimen para autos híbridos o eléctricos.
En este contexto, el giro que está tomando el mercado automotor se empieza a ver en las estadísticas.
Antes de mediados del año pasado, cuando todavía el efecto de la apertura no se percibía en las concesionarias, el 93,4% de las ventas de 0km en la Argentina se concentraba en sólo 10 marcas: Toyota, Volkswagen, Fiat, Peugeot, Renault, Ford, Chevrolet, Jeep, Nissan y Citroën. El 6,6% restante se repartía entre alrededor de 30 marcas.
Los diez modelos más vendidos – que pertenecían a estas automotrices con radicación en el país -, representaban el 56,6% de las ventas totales, mientras que la porción del mercado restante era disputada por decenas de modelos. Muchos de estas propias automotrices y también de otras marcas importadoras.
En poco más de un año, los números van cambiando. Si se toman los datos de septiembre, la participación de las 10 marcas más importante bajó a 90.1%. Es decir, perdieron 3,3 puntos porcentuales, mientras que las otras marcas subieron de 6,6% a 9,9%. Si bien la variación no se muestra como significativa, es el inicio de una tendencia que se está profundizando.
Desde la óptica de los pequeños importadores no es un dato menor. El 6,6% de los 410.000 vehículos vendidos en 2024 significaban 24.600 0km, mientras que el 9,9% de un mercado de 630.000 – como se espera en 2025 – equivalen a 62.400 vehículos.
Esos 37.700 autos adicionales -que equivale a una suba de 153% de un año a otro – fueron ventas pérdidas por las marcas que conforman el top ten. Hay que tener en cuenta que el mercado general está creciendo alrededor de 65%, lo que muestra es que la suba de ventas de estas marcas duplica el ritmo de crecimiento de los patentamientos globales.
Si se mide la evolución del mercado en base a los modelos vendidos, el cambio es más notorio. En abril del año pasado, los diez modelos más vendidos (todos pertenecientes a las automotrices radicadas en el país) representaban el 56,6% de las ventas totales. En lo que va de septiembre, los modelos de ese top ten concentran sólo el 41,1% de los patentamientos.
Es cierto que muchos de los nuevos modelos son importados también por las automotrices radicadas, pero esta disminución de más de 15 puntos porcentuales de un año a otro significa mayor variedad de productos que beneficia a los consumidores.
Un dato para ver la situación del mercado automotor de la Argentina es la comparación con Chile, el país de los 0km más baratos de la región, como consecuencia de la menor carga impositiva y la mayor competencia.
En ese país, con menos de la mitad de la población de la Argentina, hay más de 80 marcas de autos que operan, mientras que en la Argentina no llegan a la mitad.
