Terminó otro mes y las esperanzas de las automotrices se desvanecen. Desde mediados de año están a la espera del decreto que prorrogue la eliminación de los derechos de exportación sobre las ventas incrementales al exterior, pero las noticias no son alentadoras.
Este beneficio se venía renovando cada año, entre abril o mayo, época en las que las exportaciones comenzaban a superar el volumen de operaciones base sobre las que se calculaban.
Sin embargo, este 2025 fue la excepción. El objetivo oficial de déficit fiscal 0% hizo que el Gobierno se tomara un impasse y prometiera reponer la medida ´´más adelante´´.
Esa palabra, por ahora, no se cumplió y el cierre de septiembre encontró a las terminales con las manos vacías.
En un principio, en el sector especulaban que este mes que se fue iba a ser el elegido para recibir el alivio fiscal. Eso se pensaba en junio o julio, pero en poco tiempo la economía se complicó, el dólar subió y desde Estados Unidos tuvieron que mandar un salvavidas para evitar el naufragio económico.
Todavía hay expectativa de que en octubre se haga la luz, aunque no todos en la industria tienen el mismo optimismo
Se trata de una medida que elimina al derecho de exportación de 4,5% para las ventas de 0km al exterior que superen el piso de las operaciones realizada en 2020. El impacto promedio es de alrededor de 2.5% sobre el valor de cada auto debido a que se aplica sobre el contenido nacional de piezas.
Ese volumen está establecido en 137.000 unidades y corresponde la cantidad de 0km que se exportaron en 2020. Es decir, hasta ese número, los autos que se exportan deben pagar ese recargo impositivo. En tanto, una vez superado esa cantidad de vehículos, quedan exentos.
Para tener una idea, en 2024 se exportaron 314.000 vehículos. Casi la mitad se vendieron sin recargo fiscal. No es poco.
En el sector, entre la mayoría de las fuentes consultadas por A Rodar Post, se cree que el tema ya pasará para el 2026 y que la resolución dependerá mucho de lo que suceda en las próximas elecciones y el aire que tenga el Gobierno en materia fiscal.
Lo que sucedió con las retenciones para el campo – esa eliminación efímera para buscar dólares – fortalece la opinión de quienes hacen gala de la cautela.
«No vemos mucho margen para que nos bajen ese impuesto», dijo a este medio un experimentado ejecutivo.
Muchos en el sector apuestan a una reforma tributaria que impulse el gobierno y a una eliminación definitiva, con vistas a 2027, más que a una reposición del beneficio incremental.
Para eso, el Gobierno debe obtener un buen resultado electoral y tener fortaleza en los próximos dos años.
Desde una empresa – con obvio interés en todo beneficio que tenga que ver con las exportaciones – todavía se aferran a la posibilidad de que antes de fin de año les devuelvan el alivio impositivo. Incluso, se especulaba no con una eliminación del derecho de exportación para incrementales, pero, al menos, sí con una reducción. Tampoco hay señales de eso.
El problema que plantea esta situación no es menor. Pagar derechos de exportación encarece los 0km que Argentina vende en el exterior. Es decir, la industria automotriz exporta impuestos. Esto significa menor competitividad contra otros países productores que no sufren ese castigo tributario.
Es cierto que la suba de dólar les dio un poco más de aire, pero la flotación cambiaria no da previsibilidad para saber si se gana o se pierde plata para exportaciones que se harán varios meses adelante.
Vender productos fuera de precio de mercado, en este momento, no es lo mejor. La Argentina exporta, principalmente, a Sudamérica. Esta región tiene dos puntos en contra sobre los autos argentinos encarecidos impositivamente.
Por un lado, hay mercados que están débiles y no demandan 0km a cantidades. Mantener los envíos a esos países obliga a reducir márgenes. Si parte del costo son impuestos, el negocio no cierra. Es común escuchar a altos directivos de las terminales reconocer que, según los momentos, exportan a pérdida.
El otro problema tiene que ver con la avanzada de productos chinos. En la Argentina es un fenómeno incipiente. Se viene de una economía muy cerrada que demoró el proceso, pero en la mayoría de los vecinos, los vehículos chinos abundan y hay que competir contra los modelos asiáticos. En el segmento de las pickups – el principal producto que exporta Argentina – ya empieza a sentir ese impacto.
En el sector reconocen que los derechos de exportación no les están haciendo perder, por ahora, exportaciones. Son acuerdos realizados hace tiempo y no se caen fácilmente. Sí, en cambio, genera preocupación para el futuro.
Más si se tiene en cuenta que las ventas al exterior no están creciendo. De las tres variables que manejan las terminales – ventas mayoristas, producción y exportaciones – esta última terminará 2025 con números negativos.
En agosto cayeron 22% contra igual mes de 2024 y en el acumulado anual están 8% abajo. Esto va a hacer, en un país donde faltan dólares, que se agrande el déficit sectorial ya, de por sí, abultado. Si a esto se suma que la producción está en aumento y que el alto contendido de piezas importadas que tiene los 0km que se fabrican en el país hace que producir más implique importar más, la balanza comercial va a quedar más descompensada.
