Los resultados de las elecciones provinciales bonaerenses pusieron al gobernador Axel Kicillof en primer plano y dio inicio a su carrera como candidato presidencial con vistas a 2027. Todavía falta mucho, pero es una posibilidad más concreta ahora que hace dos domingos.
Por eso, el pensamiento del ex ministro de Economía del kirchnerismo cobra mayor importancia, ante la eventualidad de que llegue a manejar los destinos del país.
Entre distintos temas que pueden generar interés, su visión del sector automotor es importante.
En una entrevista que le realicé en febrero del 2018 y que fue publicada en el diario Ámbito Financiero, el nuevo hombre fuerte de la oposición se explayó sobre la industria automotriz argentina y reveló algunas ideas sobre las políticas que tiene pensadas para este sector.
Está claro que tiene una posición crítica sobre su conformación actual, sobre las terminales radicadas en el país y la importación de 0km. En concreto, proponía un cambio profundo de la industria y del mercado local y hasta aportó un dato, hasta entonces, desconocido: el proyecto de producir un auto regional en conjunto con Brasil y con participación estatal.
Uno de los puntos que cuestionó fue el bajo contenido nacional de autopartes en la producción de un vehículo en la Argentina.
“Los llamados autos nacionales tienen un componente nacional no muy elevado que va de 10% a 15% o un poco más. Es decir, los autos nacionales tienen una mayor parte importada. El 90% viene de afuera. Nuestro objetivo era, en acuerdo con las empresas y con el Gobierno brasileño, tratar primero de elevar el componente regional y nacional y, en segundo lugar, generar más autos de origen nacional y diversificar la oferta”, dijo Kicillof.
Consideró que en los dos años de su gestión al frente del Ministerio de Economía – en 2014 y 2015 – “había un gobierno activo en radicar plantas en el país y que el autopartismo nacional, particularmente, tuviera mayor impulso. Algo que es difícil porque va muchas veces contra las políticas de las transnacionales. No quiero decir que nos fue bárbaro ni que nos llevamos muy bien con las grandes empresas, pero algunos éxitos tenemos para marcar. En 2015 tuvimos un récord de compra de autos nacionales y eso tuvo que ver con políticas comerciales con créditos como ProCreAuto. Tomamos muchas medidas que, sostenidas en el tiempo, nos podían llevar a mayor integración nacional.”
En 2015, como en 2014, creció la participación de autos nacionales porque la importación de autos estaba restringida por falta de dólares más la suba de Impuestos Internos. El mercado, en general, cayó fuerte. Pasó de 955.000 unidades en 2013 a 644.000 al final de tu gestión. Había menos oferta y existían sobreprecios con listas de espera. En las concesionarias aseguraban que nunca ganaron tanta plata como ese año. La producción bajó 22% en el primer año de gestión y volvió a reducirse en 2015.
Ante este escenario de escasez de modelos, las concesionarias, en 2014 y el 2015, lograron las de mayores ganancias y los precios volaban. Algo similar a lo ocurrido durante los dos últimos años del gobierno de Alberto Fernández y por el mismo motivo: la falta de dólares y el cierre de las importaciones
Audi, BMW, Mercedes-Benz y otras marcas habían desaparecido por esos motivos. Las concesionarias que tenían modelos cobraban el precio que querían.
En ese momento, en 2018, Kicillof ponía como ejemplo a Donald Trump, que estaba en su primera gestión: ”Tomando un modelo en las antípodas de lo que nosotros pensamos, es lo que (Donald) Trump está planteando. Que no quiere dejar entrar autos que no se produzcan en EE.UU. Las políticas de industrialización de un país implican determinados impedimentos para ingresar autos importados. Porque si no nunca se van a producir autos nacionales acá. Tiene que haber un grado de protección.”
El régimen automotor establece una protección por arancel externo de 35% y está el Flex (un sistema que regula el comercio con Brasil). Para atender toda la demanda de autos con vehículos nacionales, según reconocen las propias automotrices, no da la escala ni los costos.
“Me parece que la cuestión central es que el sector automotriz beneficie más a la economía de los países. Nosotros queremos tener una industria automotriz, es una industria importante, pero queremos más componente nacional. Me parece que tiene que haber una mezcla de incentivos y de algunas restricciones porque si pueden importar cualquier tipo de autos nunca se va a poder desarrollar un auto con más componente nacional. No estoy diciendo que sea fácil pero el Gobierno tiene que asumir esa tarea. No se puede dejar que las automotrices, que son 11, todas extranjeras, con una política regional o internacional, hagan lo que quieran porque no van a fomentar el empleo ni la producción en la Argentina. Van a buscar mejores condiciones donde más les convenga. Hay que tener un Gobierno activo, no contra las terminales, pero si poniendo condiciones. Está bien que produzcan acá, está bien que den más trabajo. Ahora, tiene que dar cada vez más tecnología”, explicó Kicillof.
Fuera de la entrevista formal, Kicillof puso en duda los precios de transferencia de las autopartes que las terminales importan de empresas pertenecientes al mismo grupo automotriz. Concretamente, habló de la posibilidad de «precios inflados» que son difíciles de controlar y que les genera ganancias mayores.
Además de sus planteos de un sector automotor con restricción de importaciones, Kicillof reveló que durante su gestión se analizó un proyecto para producir un auto regional en conjunto con Brasil.
«Hay espacio para hacer una empresa automotriz binacional con Brasil con participación de los Estados para la producción de modelos chicos que abastezcan a los dos países porque hay un mercado muy grande»
La declaración del exministro de Economía se refería a un proyecto frustrado que, según él, la Argentina le propuso a Brasil, en los años en que Cristina de Kirchner y Dilma Rousseff coincidieron al mando de ambas naciones.
La idea era una compañía mixta, con alguna participación privada, para fabricar un vehículo chico o mediano con alta o total integración de autopartes regionales. El objetivo era producir un millón de unidades de este modelo para competir con las multinacionales.
«Cuando se empezaron a producir autos en Japón, en Estados Unidos se reían y ahora tienen en el mercado muchos autos japoneses. Y no se hizo con salarios bajos. No digo que puede ser igual a Japón, pero si no tratamos de revertir el camino, en los autos, de nacional no nos va a quedar ni una tuerca», agregó el exfuncionario.
(Recomiendo leer la entrevista completa en estos dos links: Kicillof vs automotrices y el auto 100% Mercosur)

