Dilema para el consumidor: ¿comprar el auto ahora o esperar mejores precios hacia fin de año?

Horacio Alonso

El mercado automotor ingresa en la última parte del año con una expectativa importante respecto a lo que puede pasar con la demanda. Hasta ahora, los números muestran una recuperación consolidada en la comparación con los últimos años.

Los patentamientos están creciendo 69% en los primeros ocho meses en relación con igual período del año pasado, aunque se espera que ese porcentaje se reduzca un poco cuando se computen las operaciones hasta diciembre.

Es lógico. Durante el primer semestre de 2025 se estuvo comparando contra la peor parte de 2024, cuando la economía se estaba reacomodando de la devaluación de diciembre del 23, mientras que de acá a fin de año, el contraste se hará contra meses del año pasado donde ya se empezaba a registrar una mejora económica.

Enero, por ejemplo, tuvo una suba de 105% en las operaciones respecto a igual mes de 2024, en febrero y marzo la mejora interanual bajó a 80% y viene descendiendo a medida que avanza el año. En julio, la suba de los patentamientos fue de 47% contra un año atrás.

Se estima que los próximos meses, el crecimiento interanual de las ventas se estabilizará en el orden de 35% para llegar a un acumulado de todo el año de 60% contra 2024.

El mercado de 2025 cerrará en aproximadamente 630.000 unidades, dependiendo del nivel de optimismo de quién realice la estimación. Algunos creen que puede ser un poco más bajo; otros piensan que se va a superar.

El resultado final estará sujeto a la política comercial y los objetivos que tenga cada automotriz.

Más allá de todas estas estadísticas que interesan a las empresas y al Gobierno, lo importante para el consumidor es lo que pueda suceder en materia de precios.

Es difícil formular un pronóstico porque hay variables que no se pueden manejar. Se está ingresando a un proceso electoral (es normal que la gente postergue decisiones de compra) y la cotización del dólar volvió a ser un tema de atención, después de algunos meses más estables.

Por eso, lo único que se puede hacer es tomar nota de lo que se dice en el mercado por quienes fabrican, importan o venden autos respecto a su visión para esta última parte del año.

Hay una coincidencia generalizada de que en los próximos meses habrá una mayor competencia y eso, en principio, es bueno para los consumidores.

Se viene de unos años con muchas restricciones a las importaciones, con poca oferta de vehículos y sobreprecios, para pasar, desde hace meses, a otro de mayor oferta y descuentos.

Esto es lo que estuvo sucediendo a lo largo de este año y se cree que se profundizará en el corto plazo.

Si bien las grandes terminales ya estabilizaron sus niveles de importación en un volumen alto, puede ser que esa política se acentúe un poco más. Brasil es el principal país de origen de los 0km que se importan (el 85% de los autos que ingresan a la Argentina vienen de ese país) y su mercado interno está un poco debilitado por lo que la presión para exportar autos será mayor.

Esto va a hacer que la guerra de precios – a través de descuentos – beneficie al comprador que podrá sentarse frente al vendedor a exigir mejores condiciones.

Hay que tener en cuenta que, si bien los precios siguen subiendo (agosto fue un mes con aumentos de 3% a 12%), los ajustes que hacen las terminales están por debajo de la suba que registra el dólar. El promedio de aumento de las terminales fue de 4% o 5%, contra un dólar que subió 8% o 9%, cuando se decidieron esos incrementos. Esto quiere decir que los 0km en dólares están más accesibles.

Muchos pensarán que esta afirmación no es cierta, pero es un dato económico que se constata en la realidad. No es una opinión. Y esto sucede tomando los precios de lista. Ni hablar si se miden los valores de transacción que pueden estar hasta 15% por debajo.

El problema es que hay una tendencia a analizar la macroeconomía desde la óptica de la situación personal y eso puede llevar a conclusiones poco sólidas.

Una parte de la sociedad logró una recuperación de su poder adquisitivo en dólares y es la que está sosteniendo el consumo. Si este año se van a vender 630.000 0km contra los 414.000 del año pasado es porque más gente está comprando, aunque cada uno, en lo personal, no sienta que su situación económica mejoró. Las estadísticas no tienen nombre y apellido. Son números.

Lo concreto es que hoy es más fácil acceder a la compra de un auto que hace unos meses y más aún si se lo mide con los últimos años. No es casual que 2025 se encamine a ser el mejor año en ventas desde 2018.

Durante 2020 y 2023, la falta de autos hizo que los valores reales de los 0km (con los sobreprecios) fueran exageradamente altos para los bolsillos de los argentinos. Muchas personas decidieron postergar el cambio de su vehículo ante la escasa oferta y precios altos. Parte de la demanda actual se explica por ese consumo postergado.

La reaparición del crédito hizo que la demanda se fortaleciera. Las operaciones vía financiación prendaria ya compiten con el sistema de planes de ahorro. Incluso, su participación está siendo mayor.

Otro dato económico es que la cantidad de salarios que se necesitan hoy para comprar un auto es la más baja en cinco o seis años.

Hay distintos estudios que lo confirman. El más reciente es de la consultora Econométrica, que informó que en julio pasado se requerían 17,4 salarios promedio para adquirir un auto chico, mientras que al inicio de la gestión de Javier Milei se necesitaban alrededor de 30 sueldos.

Un tema a tener en cuenta es que desde este mes empezarán a ingresar los autos híbridos y eléctricos sin el arancel extrazona. Son 50.000 unidades que presionarán al resto del mercado con precios más competitivos.

Según algunos operadores consultados, esta cantidad de autos no va a sumarse al número final del mercado, sino que va a sustituir parte de la oferta actual. En principio, esto permitiría suponer que va a haber más competencia y puja de precios. Teniendo en cuenta que gran parte de estos 50.000 vehículos pertenecen a marcas chinas, que quieren penetrar en el mercado, sus precios tendrían que ser atractivos.

El Gobierno ve en este sistema una forma de presionar a las automotrices locales para que bajen (o aumenten menos) los precios. Es por eso que tiene en estudio un proyecto para abrir más el sector automotor aumentando el cupo de 0km autorizados para importar (ver nota)

Hay marcas que ya se están anticipando a esto y empiezan a tener reclamos de su red de concesionarias, especialmente las que tienen sus listas de precios expresadas en dólares. Con la suba del tipo de cambio de las últimas semanas, sus modelos quedaron descolocados respecto a la competencia. Los dealers tratan de compensarlo con descuentos que corren por su cuenta a costa de la rentabilidad, pero en una de las marcas recibieron un reclamo concreto de sus concesionarias para que el importador recorte sus márgenes de ganancias y baje los precios en dólares que vende a la red.

Este caso es un ejemplo de lo que está pasando y una señal para adelante.

Con este escenario de más competencia, con un crédito que se está encareciendo por la suba de tasas lo que recortará la demanda, se vislumbra un mercado más duro para vender y la forma de mantener market share y cumplir con los objetivos comerciales tendría que estar vinculada a una política de precios más agresiva para los próximos meses.

Las terminales están forzando a sus concesionarias a comprar más autos y estas tienen que reducir sus márgenes para poder venderlos cuanto antes, ya que el costo financiero de mantener el stock y de no cumplir con los plazos de pago con las fábricas es muy alto.

Con este escenario, la teoría indica que se vienen meses favorables para los consumidores. Habrá que ver si se confirma en la práctica.

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