Los cambios impositivos en el sector automotor auguran días movidos en fábricas, concesionarias e importadores.
Mientras algunas marcas ya trasladaron la rebaja a precios de los modelos que tienen el alivio fiscal, otras lo harán en la próximas horas, con la impaciencia de la red de dealers que tienen las operaciones paradas.
Confusión en consumidores
● Entre algunos consumidores hay un poco de confusión sobre el real impacto de la medida.
La quita del impuesto (mal denominado) al «lujo» y la eliminación del arancel para vehículos híbridos y eléctricos apuntaron a una franja de modelos determinados.
Los descuentos que están haciendo las marcas se concentran en esos modelos, no en toda la gama. Tampoco es de esperar que la reducción se haga de una vez, ya que hay varios problemas en el medio.
Por ejemplo, los autos comprados por la red a un valor mayor y que, ahora, tienen que vender a un precio más bajo.
En las empresas tienen que armar ese rompecabezas para ver cómo quedan las listas y que la pérdida no caiga de golpe en sus concesionarios. Son negociaciones.
También hay que tener en cuenta que, si bien algunos modelos de gama alta son los beneficiados, otros vehículos que están por debajo van a tener que acomodarse.
Se vio en el caso de Toyota con algunas versiones de Hilux que acompañaron la baja – aunque las pickups estén exentas – porque la SW4 – que sí bajó – se «chocó» con el precio de esas Hilux.
El tema de lo que va a pasar con los precios de las pickups, de aquí en adelante, va a ser interesante.
Por eso, hay que tener claro que el beneficio fiscal no es para todos los modelos, que la baja de precios puede no ser inmediata y que las empresas manejarán el descuento que hagan en base a su política comercial que privilegie ganar mercado o ganar rentabilidad.
En este último punto, desde el Gobierno enviaron el mensaje a las empresas para que reflejen en sus listas de precios la baja impositiva y ponían como piso un descuento de 15% de los modelos beneficiado. Es lo que está pasando.
Todo este cambio, a partir de la medida oficial, provocó un cimbronazo en las empresas y hay algunos datos interesantes para contar.
Lo más importante tiene que ver con lo que espera la gente y el reclamo para que bajen los precios de los 0km.
Si bien todos los jugadores del negocio automotor aplauden la medida, hay muchos que sostienen que esta, por sí sola, no generará el impacto deseado. Al menos, no de forma general.
Falta competencia
● Para que se produzca una mejora en los precios es necesaria una mayor baja de impuestos, está claro, pero, especialmente, que crezca la competencia.
Con la actual presión tributaria, los 0km en la Argentina nunca van a costar como en otros mercados ni muchos menos como en Chile.
Para tener en cuenta un punto, la eliminación de Internos y la quita del Impuesto PAÍS, llevó la carga fiscal al nivel que había al comienzo del gobierno de Mauricio Macri.
ADEFA había elaborado un informe que decía que, del valor de un auto promedio en Argentina, el 54% eran impuestos. El ex presidente quitó el Impuesto al «lujo» en sus dos primeras semanas de mandato. Javier Milei al año.
Luego, con Alberto Fernández, se puso el Impuesto PAÍS y llevó la presion tributaria a 58% . También repuso Internos e hizo que los 0km afectados tuvieran una carga fiscal de 70% o más.
Por eso, la medida que se tomó la semana pasada volvió al peso impositivo de 54% que tenía hace ocho años. No hay mucho para festejar. Es más alta que Brasil, países de Europa y Estados Unidos. Está claro que se necesita bajar más los impuestos para lograr precios razonables. Como eso es difícil, hay que apostar a la competencia.
Esta visión la tienen algunos empresarios (no todos), pero también la sostiene el ministro de Economía, Luis Caputo. El problema es que no hay coincidencia en la forma de llevarlo adelante.
¿Esperar para comprar?
● Un análisis que se hace es que el real efecto de las medidas, que comenzaron a regir en febrero, se va a empezar a sentir dentro de cuatro o cinco meses.
Esto se debe a que para ese tiempo habrá mayor oferta de 0km como consecuencia de los cambios impositivos.
La importación de un auto no es automática. Hay que hacer el pedido, tiene que entrar en línea de producción, enviarse al puerto, venir en barco y salir de la Aduana.
Los vehículos que se importen de Brasil requieren un tiempo menor, pero de mercados como el europeo o de China, Japón o Corea del Sur demanda más tiempo. Son de estas regiones más lejanas los que más van a llegar.
Varios importadores consultados por ARodarPost reconocieron que esperan duplicar o triplicar sus importaciones. Hasta el momento, tenían la oferta lógica para el nivel de precios que había. Al no tener que pagar el impuesto, a partir de los $42.000.000, ahora el mercado crece.
Es cierto que son marcas de poco volumen (de las empresas asociadas en CIDOA) pero algo van a crecer y les van a meter presión a las terminales de ADEFA, que tienen el 97% del mercado.
Será una lucha de David contra Goliat. Esperemos que aquí termine como el relato mitológico.
También las terminales de ADEFA van a aumentar las importaciones y eso va a beneficiar al consumidor.
Entonces, es probable que, en unos meses, si se mantienen las actuales condiciones macroeconómicas, la «guerra» de precios tendría que beneficiar al consumidor. Hay que tener en cuenta que puede un camino largo y para nada fácil. Las empresas, mientras tanto, van a resistirse a bajar los precios y defender su rentabilidad.
Quejas por el FOB
● El otro tema importante y donde hay muchas discrepancias pasa por el decreto para los autos «ecológicos».
El Gobierno puso un techo para el beneficio arancelario de un valor de u$s16.000 FOB, unos u$ss28.000 al público.
Para los emprsarios, es un valor muy bajo y deja afuera a la mayoría de los autos híbridos y eléctricos que se venden en el mundo. Los que más se benefician serían las marcas chinas.
Cuál fue el motivo de poner ese valor y el efecto que se busca lograr, está contando en detalle en un artículo de ARodarPost de hace unos días (ver nota)
Para simplificar, la intención es que haya oferta de este tipo de vehículos por debajo de los u$s30.000 y presione para que bajen los autos chicos con motor a combustión.
Tiene un cupo de 50.000 unidades anuales, lo que representa alrededor del 10% del mercado previsto para el año.
En 2024 se vendieron unas 14.000 unidades de estos modelos, por lo que el crecimiento que permite es de triplicar las ventas.
Sorpresa en ADEFA
● El valor tan bajo y el cupo tan alto no cayó bien en algunos integrantes de ADEFA. Se mostraron sorprendidos porque no estaban al tanto del detalle de la medida.
Con un valor tan bajo, no tienen modelos para traer con ese beneficio. Deberán seguir importando con 35% de arancel, lo que los hace poco competitivos. Además, el cupo alto hace que le aparezca una competencia china que no esperaban.
Cuentan que más allá de la sorpresa y el cuestionamiento interno, no plantearán ninguna queja al Gobierno. Están logrando avances importantes en medidas técnicas para exportar y no tienen intenciones de ensuciar la buena relación que mantienen con los actuales funcionarios.
Además, podría haber sido peor. Según algunas fuentes, Caputo quería poner el FOB en u$s10.000, lo que hubiera sido una catástrofe para las terminales.
Muchos dicen que es difícil encontrar autos afuera a ese precio, pero el Gobierno tendría información de que hay oferta.
Caputo dijo «basta»
● Lo cierto es que, según gente que frecuenta al ministro, tiene toda la intención de que los precios bajen sí o sí. Parece que no quiere escuchar más que se diga que los precios de los autos en la Argentina son caros y que el Gobierno no hace nada.
Es posible que los importadores se reúnan con el Gobierno para intentar modificar algo esta medida.
Están convencidos de que el Gobierno tiene buenas intenciones, pero no da en la tecla en la forma para solucionar el problema.
Cuestionan cierto pensamiento en algún funcionario o funcionaria (en este caso vale la cuestión de genero) que hace que, de forma irónica, se los catalogue como «liberales kirchneristas».
Señalan el establecimiento del cupo y remarcan que no hay nada que más contrario a la libertad económica que restringir con un tope algo que debe decidir el mercado.
Más se espantaron cuando escucharon hablar a alguien del equipo económico de «controlar» que la rebaja impositiva llegue al público.
«Parece que no confían ni en sus propias ideas», dijo entre risas un directivo de una terminal.